Y me tratas como ese bendito regalo que nunca dejas
Y me evitas como el último manjar que se debe probar, para no ensuciarlo
Y yo quiero, antes que la vida siga avanzando, volver a estar sobre ti cantando tu alaridos por horas y horas extensas... regálame una noche, por el bien de ambos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario